Timanfaya
Corriendo tan rápido como el agua, aunque pronto su marcha se redujo y corría como miel. El 7 de Septiembre explotó una enorme roca con un sonido atronador y la presión de la explosión hizo que la lava , que iba en dirección al norte, cambiara su rumbo y fluyese hacia el noroeste . El torrente de lava alcanzó los pueblos de Maretas y Santa Catalina , destruyéndolos al instante.
El 11 de Septiembre la erupción se volvió aun más fuerte. Desde Santa Catalina la lava fluyó a Mazo, cubriendo toda la zona y dirigiendose al mar salían del volcán como cataratas haciendo un ruido terrible durante seis días consecutivos. Miles de peces flotaban en el mar o eran empujados a la costa. Después todo se calmó y parecía que las erupciones llegaron a su fin.
Pero el 18 de Octubre se formaron tres fisuras nuevas sobre Santa Catalina y salieron enormes nubes de humo rebosando toda la isla acompañadas de cenizas volcánicas, arena y escombros. Las nubes se condensaron y derramaron lluvia hirviendo sobre la tierra. La actividad volcánica permaneció igual durante diez días enteros y las reses caían muertas asfixiadas por los vapores.
El 30 de Octubre todo se tranquilizó de una manera extraña. Sin embargo dos días más tarde, volvieron a aparecer humo y cenizas y continuaron hasta el 10 de Noviembre. Otra torrente de lava volvía a correr, pero los daños causados fueron pocos los alrededores estaban ya abrasados y devastados. Otra avalancha empezó el 27 avanzando con una velocidad increíble hacia el mar. Llegó a la costa el 1 de Diciembre y formó una pequeña isla en el agua donde los peces morían a millares. El 16 de Diciembre, la lava, que hasta entonces se precipitaba hacia el mar, cambió su curso dirigiéndose al suroeste y alcanzando Chupadero, que para el día siguiente no era más que un vasto fuego. Esto devastó rápidamente la fértil Vega de Uga, pero no fué mas lejos.
Empezaron nuevas erupciones el 7 de Enero de 1731 con espontáneos fuegos embelleciendo la tristeza y desolación del sur. Fuertes erupciones con lava incandescente y relámpagos rojos y azules cruzaban el cielo de noche. El 21 de Enero una montaña gigante se elevó y sumergió el mismo día en su crater con un terrible estruendo, cubriendo la isla de piedras y cenizas. Los ardientes chorros de lava descendían como rios hacia el mar con cenizas, rocas y un denso humo que hacía la vida imposible. Este flujo cesó el 27 de Enero. Pero el tercer día de Febrero un nuevo cono derramó más lava hacia el mar y continuó durante 25 días consecutivos. El 20 de Marzo se elevaron nuevos conos con consiguientes erupciones que continuarían durante 11 días.
El 6 de Abril, los mismos conos estallaron otra vez con una furia aún mayor. El 13 dos montañas más se derrumbaron en sus mismos cráteres haciendo un ruido terrible. Ya para el 1 de Mayo el fuego parecía haberse agotado, solo para empezar otra vez el día siguiente y todavía con un nuevo cono alzándose y una corirente de lava que amenazaba Yaiza.
El 6 de Mayo se tranquilizó todo y se mantuvo así el resto del mes. Sin embargo el 4 de Junio se abrió una grieta que al mismo tiempo abrió tres cráteres nuevos acompañado de violentos temblores y llamas que aterrorizaron a la gente. La erupción ocurrió una vez más cerca de Timanfaya.
Diferentes aperturas se juntaron en una y un rio de lava descendió hacia el mar. Un cono nuevo apareció entre las ruinas de Maretas, Santa Catalina y Timanfaya y un cráter se abrió en un lado de una montaña cerca de Maso vomitando gases blancos nunca vistos anteriormente. Hacia finales de Junio de 1731 todas las playas del oeste estaban cubiertas con una increíble cantidad de peces muertos de todas las especies (algunos con formas nunca vistas).
En el noroeste, visible desde Yaiza, una gran masa de llamas y humo era vomitada acompañada de violentas detonaciones. En Octubre y Noviembre ocurrieron más erupciones que agravaron el miedo de los isleños. El día de Navidad de 1731 toda la isla tembló más violentamente que nunca. Y el 28 de Diciembre un rio de lava salía a raudales de un cono recientemente erguido con dirección a Jaretas. Quemó el pueblo y destruyó la capilla de San Juan Bautista cerca de Yaiza.
La narración del Padre Lorenzo acaba de esta manera, pero la devastación continuó. Continuó de hecho hasta el 6 de Abril de 1736 cuando el flujo de lava cesó completamente. No aparecieron más conos y la tierra por fín dejo de despedazarse. Sin embargo casi 90 años más tarde tres pequeñas fisuras se abrieron entre las aldeas de Tao y Tinguantón, echando agua salada hirviendo que había penetrado por las grietas subterráneas. Una montaña se elevó en Tao desde el 31 de Julio al 16 de Octubre de 1824 y se cubrió de ceniza, aunque nunca llegó a entrar en erupción.
El 2 de Septiembre otro cono volcánico surgió justo al norte de Timanfaya, y sería la única erupción de ésta época que causo daños. El "Volcán Negro" vomitaba lava hacia el mar y la erupción duró una semana. Hubo algunas zonas devastadas, pero nada comparado a la catástrofe del siglo anterior.
Rodeados de destrucción y de muerte, el Padre Lorenzo y sus feligreses nunca hubieran pensado que Timanfaya se convertiría un día en una atracción turística. Pero hoy, miles de turistas visitan el Parque Nacional de Timanfaya para contemplar la vasta zona ahora desolada y se asombran de la furia que puede llegar a tener la naturaleza.