La industria de la pesca
De hecho, Lanzarote ostenta la flota pesquera más grande de todo el archipiélago Canario. La flota que navega en Las Palmas es un poco más grande, debido a la incorporación de barcos españoles y africanos.
Además de ser la más grande, la flota puede enorgullecerse de ser la más antigua. Los historiadores creen que los Guanches de Lanzarote usaban botes en sus expediciones a lo largo de la costa. Los polifacéticos indígenas nativos pescaban en embarcaciones que habían aprendido a construir en los siglos XIV y XV, copiando el estilo de los barcos piratas que frecuentemente saqueaban sus costas y, más tarde de los barcos de los españoles.
Por otra parte, muchos isleños que fueron llevados a la Peninsula como esclavos, cuando regresaron a Canarias en el periodo de la colonización, transmitieron a sus paisanos los conociemientos de pesca que habían aprendido de los pescadores españoles.
Con el paso del tiempo, la destreza y el conocimiento canario sobre la industria pesquera ha ido creciendo hasta alcanzar su importante nivel actual. Hoy en día vienen jóvenes de toda España para estudiar en la Escuela de Pesca, en el Puerto de Arrecife, las técnicas más modernas de pesca en alta mar.
Un paseo por el puerto de Arrecife puede resultar fascinante para el turista y, particularmente, para aficionados a la fotografía.
Y siempre está la posibilidad de que le den un cubo gratis de sardinas. Los pescadores dan de buena gana sus sardinas a todos los que las piden y si lleva su cubo o bolsa de plástico recibirá seguramente un buen puñado con las que podrá hacer una buena cena o una barbacoa para su familia o amigos.
Los pescadores canarios han tenido que luchar, durante varios años, con las dificultades impuestas por parte de las guerrillas del Frente Polisario y el ejercito de Marruecos para pescar en el banco Sahariano, debido a la guerra entre ambos desatada por la soberania del Sahara. Afortunadamente ahora el problema entre ambos se está soluciando.
Hoy en día los barcos canarios pescan en parejas,comunicandose por radio para asegurar que ningún barco quede aislado en aguas peligrosas. Y a pesar de los peli--gros, los barcos de Lanzarote salen al mar todos los días trayendo a casa la pesca, ahora crucial en la economía local.
La costa noroeste de Africa ha ofrecido tradicionalmente buenos bancos de pesca. Pero hay otros peligros. Los hombres tienen que luchar con los rápidos cambios del tiempo, con las corrientes más rápidas del mundo y con los peligrosos bancos de arena.
Hay otras amenazas añadidas recientemente a esta gran lista de peligros en alta mar, incluídos los enormes barcos rusos que se aventuran hacia el sur en busca de nuevos bancos. (Una vez fueron los portugueses a los que los canarios acusaban de agotar estas aguas pero sus desmanes resultan insignificantes en comparación con los rusos).
A pesar de los problemas, los pescadores de Lanzarote siguen luchando. Trabajan en diferentes tipos de barcos pesqueros amarrados en el puerto de Arrecife en los grandes palangreros con sus enormes medios en embarcaciones más pequeñas que pescan en las aguas del litoral africano y en los minúsculos botes que salen por los alrededores de la costa volviendo el mismo día para vender su pesca en el mercado de Arrecife.
El aire está lleno de esa emoción especial que tienen los pescadores cada vez que se hacen al mar, hacia otra aventura en el océano. A medida que las provisiones pasan a bordo son ordenadas por el hombre con el trabajo menos envidiable el cocinero. Tiene la desgraciada misión de intentar mantener la tripulación satisfecha durante las próximas tres semanas, funcionando en una minúscula y apretada cocina.
Algunos paquetes son puestos por el cocinero en una alacena especialmente reservada. Son las provisiones más valiosas de la expedición licor y tabaco. Cargado todo, la tripulación salta a tierra a recoger sus macutos personales que guardan en una minúscula cabina al lado de la cocina. Generalmente en la cabina que mide alrededor de m2 duermen hombres. La cabina contiene tres hileras de literas de a tres y es el hogar de la tripulación durante los 20 días siguientes. El segundo de a bordo es un poco más afortunado comparte una cabina con el capitán. Sus literas están en el puente pero ésto no es ningún lujo cuando uno tiene que apretujarse junto a los instrumentos de navegación.
Como no sea un paseo por el barco, pocos son los descansos para éstos dos hombres que tienen la responsabilidad del barco durante todas las jornadas en el mar.